martes, 28 de marzo de 2017

Cuidarse a los 40



Cuando tenemos 20 años apenas pensamos en nuestra salud, y cuando lo hacemos, creemos que somos de acero y que nada nos va a afectar, pero lo cierto es que cuidar nuestra salud durante todas nuestras etapas es vital para tener una calidad de vida y una vejez excelente, sobretodo, si tenemos en cuenta, una serie de cambios que se van produciendo.

A los 30 años nuestro cuerpo comienza a perder masa muscular progresivamente y como resultado, disminuye el metabolismo basal, haciendo que almacenemos grasas más fácilmente.

A partir de los 40, los cambios son mayores y la recuperación tras un entrenamiento es mucho más lenta, lo que puede hacer que nos lesionemos con mayor facilidad. La tensión arterial puede empezar a aumentar y se van perdiendo otras facultades como la velocidad, la fuerza y la flexibilidad. La única que puede seguir mejorando es la resistencia.

A partir de esta edad aparece el miedo a envejecer y la motivación por retomar el ejercicio físico, lo que hace que aparezcan dos tipos de personas: los deportistas retirados que retoman la actividad tras un período de parón y los que nunca han hecho ejercicio y quieren empezar. Tanto unos como otros tienen el peligro de comenzar una actividad de manera brusca tras un gran periodo de sedentarismo y producir un problema mayor.

La mejor actividad puede ser una combinación de ejercicios aeróbicos para quemar el exceso de tejido graso añadiendo unas sesiones de ejercicios de pesas para intentar recuperar ese metabolismo basal o enlentecer la pérdida de masa muscular y finalizar con unos ejercicios de estiramientos para reducir la rigidez que va haciendo que perdamos la flexibilidad. De esta manera retrasaremos el envejecimiento.

La tensión arterial se puede mejorar con ejercicios aeróbicos bien realizados, con un pulsómetro. Si los hacemos de manera descontrolada es más que probable que consigamos empeorar la hipertensión.

El agua y la alimentación son fundamentales en todas las etapas, pero van teniendo una especial importancia a partir de ciertas edades donde la deshidratación y el sedentarismo van siendo cada vez más presentes. Un buen consejo es reducir el exceso de azucares y grasas en la alimentación, cambiando las grasas saturadas por poliinsaturadas, introduciendo más vegetales y frutas, bebiendo más agua, eliminando el alcohol y reduciendo la sal de las comidas.

No te lleves una desilusión, se puede seguir entrenando y compitiendo, pero adaptando cada ejercicio a la nueva realidad siendo consciente de esas limitaciones.

¿Sabías qué…

….los dolores articulares pueden ser el resultado de una pérdida de masa muscular excesiva?

….el colesterol y los triglicéridos pueden ser el resultado del sedentarismo y de la falta de control en los alimentos?

…..la hipertensión puede deberse al exceso de sal, al sedentarismo o un mal entrenamiento?

….el estreñimiento puede ser causado por el sedentarismo y no beber el suficiente agua?

….el estrés y el nerviosismo pueden ser por falta de actividad o carencia de alguna vitamina o mineral?

¡Cuidarse es la solución a muchos de tus problemas de salud!

Publicado en el número 17 de la revista "De Reojo" de marzo de 2017 en la página 28
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