domingo, 23 de junio de 2013

ERRORES FRECUENTES EN LA ALIMENTACIÓN



Para empezar hay que diferenciar entre alimentación y nutrición.
Alimentación: es el acto ingerir alimentos sin tener en cuenta lo que estamos comiendo, sin control alguno. Es un acto voluntario y que depende de las condiciones sociales, económicas, zona geográfica, costumbres,cultura, preferencias, etc.
Nutrición: es el conjunto de procesos que se realizan en el organismo después de ingerir un alimento para utilizar las sustancias que lo componen imprescindibles para nuestro organismo.
Vista esta diferenciación, podemos afirmar que la gran mayoría se preocupa de alimentarse y no de nutrirse, razón por la cual terminan preparándose o comiendo cualquier cosa para quitarse la sensación de hambre que puedan tener, y este es, sin lugar a dudas, el primer gran error, ya que si pensáramos en nutrirnos, equilibraríamos los nutrientes de tal manera que no produciríamos desajustes en la alimentación diaria que, muchas veces, nos lleva a una mala alimentación, obesidad, hipercolesterolemias, hipertrigliceridemias, anemias, etc.

A esta reflexión también habría que destacar la diferencia entre hambre y apetito, ya que muchas veces se come por apetito, más que por hambre.
Apetito: lo que nos apetece. Comer por placer.
Hambre: sensación de vacío en el estómago o de ganas de comer. Necesidad fisiológica.


Un desayuno escaso
Una de las características más comunes en las personas con sobrepeso y obesidad.
Un desayuno escaso provoca que la energía ingerida no nos llegue para toda la mañana y terminemos “picando” entre horas, aparezcan fatigas y lleguemos a la comida del almuerzo con unas ganas exageradas de comer, provocando que comamos más cantidad de comida de la que necesitamos realmente.

Exceso de grasas
En los tiempos en los que vivimos  estamos rodeados de alimentos con una tasa demasiado elevada de grasas saturadas y colesterol. Los encontramos sobre todo en el exceso de toma de carnes, embutidos, bollería industrial, salsas, mantequillas, lácteos enteros, etc. Las grasas saturadas y el colesterol son las causantes de poner en peligro nuestras arterias y de enfermedades cardiovasculares. A esto hay que unir las grasas vegetales de coco, palma y las grasas hidrogenadas.

Exceso de condimentos
El exceso de sal en las comidas puede ayudar a que aparezca hipertensión arterial y a retener líquidos. Todos los alimentos contienen sal en mayor o menor medida de forma natural, pero los embutidos, las salazones, snacks y aperitivos, salsas, sopas de sobre, precocinados, etc, tienen dosis más altas.

Exceso de carne
Por mucho que sea un alimento rico en proteínas, no debe ser nuestra principal fuente proteica, ya que existen otros alimentos ricos en proteínas con menor cantidad de grasas saturadas como el pescado o el pollo/pavo y huevos o con más cantidad de fibra como las legumbres.

Exceso de azúcar
El azúcar es la concentración máxima de hidratos de carbono de asimilación rápida, es decir, contiene casi un 99% de hidratos de carbono de cadena corta que van directamente al torrente sanguíneo produciendo una serie de reacciones como respuesta, segregando insulina para su control en nuestro organismo. Un exceso puede favorecer el sobrepeso, las caries y/o diabetes tipo II.

Bebidas excitantes
El café, los refrescos de cola, de taurina o guaraná, té, pueden producir insomnio, nerviosismo, problemas gástricos, hipertensión arterial y taquicardias. A partir de 4 tazas, las dosis son excesivas.

Productos precocinados
Suelen tener una mayor concentración de sal, condimentos, grasas saturadas y el valor nutritivo es menor que el de los alimentos frescos.

También los malos hábitos:
Comer deprisa: Una comida debería durar unos 20 minutos como mínimo para que sea correcta y masticar bien antes de tragar los alimentos. Comer en un lugar tranquilo y acompañado. Comer deprisa engorda más.
“Picotear”: Uno de los principales causantes del aumento de peso. Comer sin horario fijo y a todas horas hace que incrementemos considerablemente las calorías ingeridas.
Prejuicios: Rechazar algunos alimentos porque no los hemos probado nunca o porque no nos guste su forma o porque nos han dicho que son malos sin consultarlo con un profesional.

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